La conquista de la felicidad

No está preocupado por la muerte porque siente que él mismo en realidad no está separado de los que vendrán después que él. Es en esa unión profundamente instintiva con el flujo de la vida en donde se puede encontrar la felicidad más grande.

Admítase cada día al menos una verdad dolorosa. Se dará cuenta de que esto es tan útil como las acciones diarias de un niño explorador. Enséñese a sentir que aún valdría la pena vivir la vida incluso si usted no fuera, como por supuesto lo es, inmensamente superior a todos sus amigos en virtud e inteligencia.

no es sabio verse a uno mismo todo el día como un héroe de una gran tragedia.

El hombre sabio, aunque no se quedará sentado bajo infortunios prevenibles, no desperdiciará tiempo y emociones en los que son inevitables e incluso se someterá a los que, en sí mismos, sean evitables si el tiempo y el trabajo que se requieren para evitarlos interferirían en su búsqueda de un logro más importante.

Porque en un mundo tan lleno de infortunios evitables e inevitables, de enfermedades y líos psicológicos, de dificultades, pobreza y malas intenciones, el hombre o la mujer que quiera ser feliz debe encontrar maneras de lidiar con los múltiples casos de infelicidad con los que cada individuo se ve asaltado.

La segunda ventaja de la mayoría de los trabajos pagados y de algunos que no se pagan es que le dan la oportunidad de tener éxito y de tener ambición.

Ser capaz de llenar el ocio de una forma inteligente es el último producto de la civilización y, hoy en día, muy pocas personas han alcanzado ese nivel. Es más, el ejercicio de decidir es cansino en sí mismo.

Y una sociedad compuesta por hombres y mujeres que no se inclinan demasiado ante las convenciones es una sociedad mucho más interesante que una en la que todo el mundo se comporta igual.

La primera es: recuerde que sus motivos no siempre son tan altruistas como le parecen a usted. La segunda es: no sobrestime sus propios méritos. La tercera es: no espere que otros se interesen tanto en usted como usted mismo. Y la cuarta es: no se imagine que la mayoría de las personas piensan lo suficiente en usted como para desear perseguirlo.

Al sentirse inferior, tendrá resentimientos contra las personas que le parezcan superiores. Encontrará que la admiración es difícil y que la envidia es fácil. Se convertirá en una persona desagradable en general y se notará cada vez más solitario.