«La fe salva, luego miente, decía Nietzsche. El materialismo es más difícil. El ateo, que no cree más que en la naturaleza, sólo puede constatar que la naturaleza es amoral. […] Pero entonces, ¿para qué la virtud? ¿Y por qué resistir a lo peor? Absurdamente virtuoso o lógicamente malvado, el ateo sólo puede elegir, aparentemente, entre una moral sin razón y una razón sin moral. Epicuro o Sade: la virtud, diría Kant, está de lado del primero; pero la lógica, del segundo. Y sin duda el materialista puede elegir. Pero, al no poder pensar la elección que ha hecho de sí mismo, debe a cada instante sufrirse como un destino y aceptarse en la virtud o en la falta. Helo aquí, hecho entre los hechos. Incapaz de juzgarse no le queda sino vivir.»
Vivir, segundo libro de la obra magna de Comte-Sponville, termina el proyecto iniciado con El mito de Ícaro, título inaugural de la colección Teoría y crítica.
En estas páginas presentamos el volumen que cierra la obra más ambiciosa y significativa de su autor, Tratado de la
desesperanza y la felicidad. La apuesta de Comte-Sponville consiste en devolver a la filosofía su auténtico sentido. Un sentido que, lejos de los juegos verbales de moda hace unos años y lejos, asimismo, de la mera y estéril erudición, debe centrarse en el arte de vivir y de pensar que desde antiguo recibió el nombre de sabiduría. Sabiduría materialista y, por ello mismo, irreligiosa, que encuentra en la crítica de las ilusiones la alegre desesperanza por la que la felicidad se hace pensable y posible.