El trabajo, la amistad, el dinero, el mercado, la fidelidad, la polémica y la literatura. Todos estos factores que intervienen de un modo u otro en el ecosistema del libro se conjugan en estas memorias de Guilermo Schavelzon para recorrer, a través de sus recuerdos y encuentros con autores como Ricardo Piglia, Augusto Roa Bastos, Mario Benedetti, Julio Cortázar, Gabriel García Máquez, Beatriz Guido, Quino, Juan José Saer, Juan Rulfo, Elena Poniatowska, Elsa Bornemann, Leopoldo Brizuela y Adolfo Bioy Casares, una vida repleta de libros y anécdotas.
Desde sus comienzos a los diecinueve años en la editorial de Jorge Álvarez, pasando por sus experiencias en Planeta y Alfaguara, Schavelzon reconstruye un camino agitado, atravesado por el exilio que lo llevó de un lado a otro del Atlántico. Este no es el libro de un escritor sino el de un testigo –reconoce–, una crónica personal de ciertas experiencias públicas y privadas que lo acercaron a algunos de los principales protagonistas de la literatura. Eso es cierto. Y también es cierto que señala un momento clave de la industria en el que la figura del agente literario se volvió, a la vez, relevante y enigmática.