–Es nihilista –repitió Arkadi.
–Nihilista –profirió Nikolái Petróvich–. Viene del latín, nihil; es decir, «nada», por cuanto puedo juzgar. Por lo tanto, esta palabra define a una persona que... que ¿no reconoce nada?
–Mejor di: que no respeta nada –se apresuró a decir Pável Petróvich y volvió a untar la mantequilla.
–Que todo lo valora desde un punto de vista crítico –precisó Arkadi.
–Y ¿no es eso lo mismo? –preguntó Pável Petróvich.
–No, no lo es. Un nihilista es una persona que no se doblega ante ninguna autoridad, que no acepta ningún principio como un dogma de fe, por mucho respeto que este principio infunda a su alrededor.
–Y ¿acaso eso está bien? –le interrumpió Pável Petróvich.
–Según para quién, tío. Para unos está bien, y para otros muy mal.