SÓCRATES. —Muy bien. Cuando se expresa este carácter distintivo, aunque no tenga todas las letras debidas, la cosa resulta designada por el discurso: bien, si aparecen en él todas las letras convenientes; y mal, si solo aparecen en corto número. En fin, admitamos que está designada, querido amigo, y así nos libraremos de la multa que se paga en Egina, cuando se encuentra a alguno en el camino a deshora de la noche; porque podría decirse, que habíamos andado demasiado pesados, para llegar de las palabras a las cosas. O si no, busca cualquier otra explicación de la propiedad de los nombres, y niéganos que el nombre sea la representación de la cosa, mediante las sílabas y las letras; porque no puedes mantener a la vez lo que antes decías, y lo que últimamente has concedido sin contradecirte a ti mismo