El machismo defiende públicamente, y se le permite defender, que vivimos en un mundo demasiado políticamente correcto, y se enorgullecerá de «decir en voz alta lo que muchos piensan y callan»: que las mujeres son inferiores a los hombres. Para el machismo la mujer es su sexo antes que su individualidad personal, por ello, todo insulto, vejación, humillación, desprecio desde este a una mujer concreta supone un maltrato para todas las mujeres. ¿Exageración? En absoluto. Cuando se maltrata a una mujer por su sexo no se la ataca como individuo concreto, sino por pertenecer a la categoría de mujer; aunque el insulto a su físico o inteligencia sea expresado de forma personal, podría dirigirse a cualquier mujer. Se insulta al grupo, porque la violencia, verbal o física, viene de la firme creencia de la superioridad de todos los hombres sobre todas las mujeres.