Cuando al final lograban encontrar a la persona que lo había presionado, se engañaban pensando que ya estaba todo resuelto. Pero cuando lo piensas con detenimiento, la pregunta de quién apretó el gatillo no importa en absoluto. De hecho, puede que sea la menos relevante en un caso de magnicidio. El que importa no es nunca el tirador, sino la persona que está detrás del tirador. Y aun así, en la larga historia del magnicidio, ni una sola vez se ha revelado claramente quién es la persona que se oculta tras las sombras.