Elogio de la lentitud

Slow Food busca alimentos artesanales que estén en vías de extinción y los ayuda a conseguir un asidero en el mercado global.

Kundera cree que la velocidad nos ayuda a bloquear el horror y la aridez del mundo moderno: «Nuestra época está obsesionada por el deseo de olvidar y, para realizar ese deseo, se entrega al demonio de la velocidad; acelera el ritmo para mostrarnos que ya no desea ser recordada, que está cansada de sí misma, que quiere apagar la minúscula y temblorosa llama de la memoria»

Un mundo realmente lento requiere nada menos que una revolución del estilo de vida.

Ser lento significa que uno controla los ritmos de su vida y decide qué celeridad conviene en un determinado contexto. Si hoy quiero ir rápido, voy rápido; si mañana quiero ir lentamente, voy lentamente. Luchamos por el derecho a establecer nuestros propios tempos.

vivir en lo que los músicos llaman el tempo giusto, la velocidad apropiada.

filosofía de la lentitud podría resumirse en una sola palabra: equilibrio.

son cada vez más las personas que se niegan a aceptar el dictado de que lo rápido es siempre mejor.

Pese a las murmuraciones de Casandra de los mercaderes de la celeridad, resulta que hacer las cosas más despacio suele significar hacerlas mejor: salud, trabajo, negocios, vida familiar, ejercicio físico, cocina, sexo..., todo mejora cuando se prescinde del apresuramiento.

Boredom, la palabra inglesa que designa el aburrimiento, no existía hace ciento cincuenta años, y es que el hastío es una invención moderna.

Hemos olvidado la espera de las cosas y la manera de gozar del momento cuando llegan.