Es una invitación a darle una revisada a los riesgos de la vida moderna que nos separa de lo esencial del ser humano.
La parte de El país de la X fue la que menos disfruté puesto que pasa , sin explicación, a ser un libro de historia.
Un camino continuo de su libro anterior: la orilla celeste. De disfruta, y se lee de manera muy ligera.