Mi biblioteca no solo es mi memoria externa, el cronograma de mi vida, el mural envolvente donde veo puntos que se corresponden con viajes, lecturas, ideas, encuentros, cada uno con su fecha y con su carga emocional: también es un ser con el que convivo desde hace treinta años. Un ser que ha ido creciendo mientras lo hacía yo, en una simbiosis que nos beneficia a ambos