Esos domingos estaban bien, pienso, la mayoría de esos domingos estaban muy bien, una lucecita en los oscuros días de la depresión, cuando nuestros padres paseaban por el porche, sin trabajo e impotentes, mirándonos con odio y lanzándose la mierda unos a otros, y luego entraban en la casa y se quedaban mirando las paredes, sin atreverse a poner la radio por miedo a la cuenta de la electricidad.