En La educación sentimental es todo una floración del arte por más que el autor solo pinte lo real. Con habilidad inmensa, y desde el suelo, imprime a todas las palabras que emplea una vibración tal que parecen caer desde una trompeta celestial. Émile Zola
Frédéric Moreau, un joven acomodado de Nogent-sur-Seine, una pequeña ciudad a unos 100 kilómetros de París, llega a la capital para iniciar sus estudios. Atrás deja a la joven Roque, que siempre ha estado enamorado de él y a quien ha dado vagas esperanzas. En un lapso que cubre la revolución de 1848, la instauración de la república y el golpe de Estado de Luis Napoleón que llevará al Segundo Imperio, se desarrolla «la historia de un joven», como dice el subtítulo de la novela, en una progresión de encandilamientos y decepciones, de amoríos y separaciones, contemplados con tanta minuciosidad como solapada sorna.