Richard Dick monta un caballo que cabalga sin rumbo y a su antojo. Dos plomos le habían alcanzado, aunque había conseguido despistar a quienes le perseguían. Ahora vagaban, caballo y jinete, por el desierto. De pronto, amanece sin camisa a orillas de un río. Una dulce voz le habla. Es Verónica Landler, que vive en un rancho en el Valle de la Muerte. Es ahí donde se encuentra. Verónica tendrá que vérselas para esconder a Dick mientras se recupera, pues cree que su padre y quienes trabajan para él podrían matarlo.