«Una pulsión erótica y una sublevación contra ella, un (todavía no obsesivo) deseo, un (ya obsesivo) temor que se opone a él, un afecto penoso y un impulso a acciones preventivas, el inventario de la neurosis se completa. Sí, hay presente todavía otra cosa más, una suerte de delirio –o formación delirante– de extraño contenido: los padres saben sus pensamientos, porque los expresaba sin oírlos él mismo. Nosotros probablemente no estemos equivocados si en ese intento de explicación infantil percibimos un presentimiento de aquellos raros procesos anímicos, que llamamos inconscientes y de los cuales no podemos prescindir para el esclarecimiento de este oscuro estado de cosas.” Sigmund Freud