La conjura de los necios

posesión de algo nuevo o caro sólo reflejaba la falta de teología y de geometría de una persona.

–Entonces debes iniciar inmediatamente un programa de lecturas, para que puedas llegar a comprender las crisis de nuestra época –dijo solemnemente Ignatius–. Empezaremos con los últimos romanos, incluido Boecio, claro. Luego, profundizaremos extensamente en la Alta Edad Media. Podrás dejar a un lado el Renacimiento y la Ilustración. Todo eso es más que nada propaganda peligrosa. Ahora que lo pienso, será mejor que te saltes también a los románticos y a los victorianos. En cuanto al período contemporáneo, deberías estudiar algunos cómics seleccionados.

–Eres fantástico.

–Te recomiendo especialmente Batman, porque tiende a trascender la sociedad abismal en que se encuentra. Su moral es bastante rigurosa, además. Le respeto muchísimo.

Qué irónico, pensó Ignatius. Y, tomando la cola de caballo con una de sus manazas, la apretó cálidamente contra su húmedo bigote

iniciativa para ver lo que descubría. Y descubrió a aquellas tres horribles mujeres que le habían pegado. Se acarició la venda de la cabeza mientras entraba en la comisaría a ver al sargento, que le había mandado llamar.

s de los archivadores, cogió todo el material acumulado sin archivar y lo echó a la papelera. Al advertir que el jefe administrativo estaba sentado en su escritorio con la mano sobre los ojos, Ignatius sacó el primer cajón del archivador y, dándole la vuelta, vertió su contenido en la papelera.

de los archivadores, cogió todo el material acumulado sin archivar y lo echó a la papelera. Al advertir que el jefe administrativo estaba sentado en su escritorio con la mano sobre los ojos, Ignatius sacó el primer cajón del archivador y, dándole la vuelta, vertió su contenido en la papelera.

La naturaleza hace a veces un tonto; pero un fanfarrón siempre es obra del hombre.

Addison

Asombroso aumento de peso, debido sin duda a la angustia que me causa la creciente hostilidad de mi madre querida. Es un axioma de la naturaleza humana el que la gente aprende a odiar a los que la ayudan. Así, mi madre se ha vuelto contra mí.

Ese carro es un inconveniente terrible. Tengo la impresión de estar pegado a un niño subnormal que exige una atención constante. Me siento como una gallina que estuviese sentada sobre un huevo de lata sumamente grande.

A los funcionarios del gobierno siempre se les puede identificar por el vacío total que ocupa el espacio donde la mayoría de las otras personas tienen la cara.