Primero, como todas, fueron niñas. Luego siguieron llevando con orgullo el nombre, que ya las distinguía: niñas bien, niñas educadas, niñas de familia. Pronto vivieron los años con arrojo y con amor, y se volvieron niñas con familia. Y hoy… esas niñas son abuelas.
En este libro de carácter nostálgico y muy íntimo, Guadalupe Loaeza nos comparte cartas, fotografías y anécdotas de su historia familiar para explorar el privilegio de ser nietos y abuelos.
Un homenaje a varias generaciones que han hecho de este vínculo una de las mayores fuentes de afecto, aprendizaje y amor por la vida.