Hace muchos años, uno de nosotros entrevistó a una directora de escuela pública extraordinariamente eficaz como parte de un estudio sobre el cambio educativo.69 Su escuela estaba situada en un barrio pobre formado en su mayoría por familias procedentes de minorías desfavorecidas. Sin embargo, sus estudiantes eran excelentes, y ella había ganado muchos premios por sus logros como reformadora y líder educativa. En cierto momento de la entrevista, cuando intentaba describir las razones de su éxito, dijo que, con el paso de los años, había descubierto que los profesores y todo el personal podían percibir cómo se sentía tan pronto como entraba en el edificio cada mañana, y que esos sentimientos se extendían por la escuela como si de un incendio se tratara. Por lo tanto, cada mañana, al llegar al centro, aparca el coche y se detiene un momento para comprobar sus emociones antes de entrar en el edificio. Si no se encuentra bien, se concentra en cambiar de estado de ánimo y no entra en el centro antes de que el inicio de la jornada le inspire entusiasmo y alegría.