La burbuja terapéutica

«Si no quieres acabar en un manicomio, abre tu corazón y abandónate al curso natural de la vida», dice Murakami.

«bulimia terapéutica»: tragar para vomitarlo más tarde.

Podemos concluir que el mindfulness puede ser una puerta a la dimensión espiritual. El inconveniente es que hoy en día se vende, fundamentalmente, como una herramienta para contrarrestar el estrés, cuando en cambio meditar no es un medio, sino un objetivo en sí mismo, es descansar en «lo que somos». La interpretación instrumental del mindfulness distorsiona la naturaleza de la meditación tradicional, que no es más que un camino espiritual para conocernos en profundidad.

relación a cómo enseñar y aprender mindfulness de manera segura, nosotros ofrecemos tres dimensiones: la intensidad de la práctica, la vulnerabilidad de la persona y la calidad del instructor.

hay que tener un yo estructurado antes de buscar la disolución del yo

«efectos espirituales negativos», en los cuales uno puede quedar atrapado, como la llamada «noche oscura del alma», el despertar de la Kundalini, crisis de fe o la adicción al trance.

parece que sea un sacrilegio debatir o poner en duda estos métodos

referencia a la noche oscura del alma, como aquella fase del camino espiritual marcada por la desolación y la soledad.

propósito primario era mucho más radical: romper con la idea de quién eres y hacer tambalear el núcleo de tu sensación del Ser de manera que te des cuenta de que no hay nadie allí.

En los ambientes espirituales, cuando se entra en estos sufrimientos suele decirse que se está cruzando «la noche oscura del alma» o, en palabras del maestro de meditación budistat Shinzen Young, que se cae en «el pozo del vacío». Este fenómeno conlleva una visión auténtica e irreversible de la vacuidad interna y el no ser.