nosotros lo que por encima de todo nos asombra y conmueve es que día a día, caminando simplemente por los bosques, el sortilegio de los árboles sea capaz de devolvernos el tiempo perdido; de sosegar la vorágine de los pensamientos humanos; de aquietar nuestra crónica hiperactividad, haciéndonos más atentos y perceptivos, más sabios. De convertirnos incluso en poetas, si nos detenemos a escuchar el tiempo suficiente, bajo la fronda.