En las páginas de Parque México se vive la intensa emoción de rascar las tripas de la Tierra para descubrir los veneros de petróleo, extraerlos y procesarlos. Y, en un discurrir paralelo, aquel resumidero de recuerdos, ideas y fantasías de los vagabundos entreverados con árboles, perros, hormigas, pájaros. En este ejercicio prodigioso de la memoria desfilan comandantes de guerras perdidas y partidarios de la anarquía y de las matemáticas; petroleros leales a PEMEX y a México; burócratas saboteadores del erario, adormilados en los puestos de trabajo, sableadores de la productividad y cómplices del “aire fétido del ocio”. Y hasta perros soberbios, nostálgicos, enérgicos.