Crónica de la música del Caribe urbano es el subtítulo de este libro, todo un clásico actualizado para esta edición cuando están a punto de cumplirse 40 años de su publicación original. La salsa, esa música de los barrios latinos de Nueva York, nació en la década de 1950 en los locales donde se reunían los cubanos, los puertorriqueños o los venezolanos emigrados a Estados Unidos. Y siempre fue la voz del barrio, de los amores contrariados, de la vida precaria, de los malandros y los desarraigados, una forma de llevar el Caribe al escenario de la gran ciudad.
La calle está durísima, cantaba Joe Cuba, y con esa frase condensó el espíritu de la salsa. Un son para bailar, para evadirse, para unirse a los compatriotas lejos de la tierra natal. Y aquí está su historia, la de la verdadera música popular que no es folclore, sino el sonido de la calle y del pueblo, con el vigor y la fuerza de artistas como Rubén Blades, Celia Cruz, las Estrellas de la Fania, Willie Colón, La Lupe y docenas de grandes personajes más que se analizan y celebran en este libro.