El Minerva II era un transatlántico que operaba con bandera de las Islas Marshall, de ciento ochenta y un metros de eslora y veinticinco de manga. Su tripulación ascendía a trescientos setenta y tres personas y sus pasajeros eran alrededor de setecientos. El enorme y ostentoso buque avanzaba lentamente hacia el puerto de Valparaíso, después de pasar por el Caribe, la Polinesia, Tahití e Isla de Pascua.
Uluf Lindström, un hombre caucásico de cuarenta y cinco años, estaba en la enfermería de la cubierta número nueve, pues presentaba leves malestares en la piel. Se veía afiebrado y sentía una picazón constante. La enfermera le recetó unas aspirinas, reposo, mucho líquido, y una crema anestésica con Aloe Vera. La blanca piel del ciudadano noruego se veía enrojecida, era evidente que presentaba un cuadro