¿No es mejor, por lo tanto, perdonar una ofensa que vengarla? Con tal de vengar una ofensa somos capaces de cometer muchas más. Además, la venganza es una terrible pérdida de tiempo, pues la ira dura más que el agravio. ¿No te parece más cabal cambiar de actitud y no devolver mal por mal? Cuando alguien te ofenda, piensa lo siguiente: ¿Es la primera vez que lo hace? ¿Acaso será la última? No le creas aunque te diga que no lo volverá a hacer, porque mañana ofenderá a otro y pasado mañana vendrá otro que le ofenda a él y la vida seguirá así eternamente, entre errores y ofensas. ¿No te parece más práctico controlar la ira que ser controlado por ella?