El autor de Muriendo por la dulce patria mía y Muertes imaginarias vuelve con una novela vertiginosa, importante, de múltiples espacios y personajes, a la que dio forma después de presenciar un trasplante de corazón a un metro de distancia.
Aquí la acción parece latir –sístole, diástole, sístole, diástole— mientras los corazones se pierden, se roban, se veneran, se cosechan y salvan, y por obra y gracia de la imaginación literaria un tejido de conexiones improbables une a personas y personajes como DiegoPortales, el doctor Jorge Kaplán, el Presidente Frei Montalva, los rusos Serguéi Yudin y Alexander Bogdánov y el pionero sudafricano de los transplantes de corazón Christiaan Barnard con los destinos del niño Manuel Meredith y su hermana, del joven Pedro Luna, el perro Frankenstein y dos mujeres detectives, una de ellas manca y quizás rusa, las que recorren Valparaíso cuando una guerra de secesión está en marcha y todo es fogonazo y llamarada.