Construyamos un feminismo desde la cumbia, porque si no podemos bailar, no es nuestra revolución. Desde el perreo, porque si no hay libertad sexual, no hay libertad política. Desde la protección a las mujeres trans porque no son una amenaza para nadie, salvo para las mujeres blancas privilegiadas porque ponen en peligro su narrativa de víctima entre las víctimas.