Aquí tienes mi mano derecha. Guíala. Verá mejor que yo lo que te atormenta, lo que te parte en dos, te hace perder el sentido, el rumbo, la respiración. Cógela, cógemela. Es tuya, viene de ti, esta mano. Estréchala. Acaríciala. Haz lo que quieras, lo que se te pase por el corazón y por la piel.