Cuando se pierde la fe en las figuras tradicionales –demonios, brujas o arpías–, otras nuevas ocupan su lugar: alienígenas, apariciones de «una vida anterior». Las alucinaciones, más allá de cualquier otra experiencia durante la vigilia, son capaces de excitar, desconcertar, aterrar o inspirar, y conducen a la creación del folklore y los mitos (sublimes, horribles, creativos y juguetones), de los que quizá ningún individuo y ninguna cultura pueden prescindir del todo.