Pero volvamos a Mary Kathleen y yo entre las arpas, con las reinitas protonotarias revoloteando y la policía en camino.
—Cuando murió mi marido, Walter —dijo ella—, me sentí tan infeliz y perdida que me dediqué a la bebida. —Ese marido era Jack Graham, el taciturno ingeniero que había fundado la RAMJAC Corporation. No había construido la compañía desde cero. Había nacido multimillonario. Por lo que yo sabía entonces, ella podía haber estado hablando de un plomero, un camionero, un profesor universitario o cualquiera.