En el nombre de la rosa, Umberto Eco pinta una discusión entre un monje y un franciscano sobre el humor de Jesús. Que Jesús tuviera sentido del humor es una faceta que ni por asomo pasa por las mentes de la mayoría de las personas. La primera parte de este libro es el resultado de una lectura curiosa de los evangelios en clave de humor y en la segunda, se centra en la alegría y la fiesta en la vida del cristiano a la luz de los testimonios del Nuevo Testamento.