Al igual que en Tata Dios, su novela anterior, Basterra vuelve a situarnos en un período desgarrador de nuestra historia argentina. Esta vez, llevándonos en el tiempo a uno de los sucesos más trágicos que enfrentó una sociedad. Buenos Aires, febrero de 1871. La relativa calma de una sociedad en crecimiento se vio alterada por la llegada de la fiebre amarilla, una enfermedad de la que se desconocía casi todo, salvo la evolución y el probable desenlace. Una décima parte de los habitantes de la ciudad (inmigrantes y nativos) encontraron la muerte, al cabo de pocos meses, en medio de un escenario de pánico y desconcierto social.
Los actos de valentía de algunos personajes de esta novela serán el telón de fondo de una historia con ribetes de epopeya. La joven Felicitas Matheu y su prometido –el culto hacendado y comerciante Carlos Mendiguren–, serán los actores centrales de un drama que castigó a miles de personas.