No exenta de aquel espíritu decimonónico que bregaba entre el interés por el conocimiento y la búsqueda de aventuras, la obra que presentamos es la descripción más acabada de Santiago del siglo XIX.
Sustentada en la capacidad de observación y en el rigor de un científico, pero sensible además al paisaje, a las gentes y a la ciudad como un hecho urbano, la descripción de Santiago realizada por el astrónomo norteamericano James Melville Gilliss asoma hoy como una verdadera guía culta que no solo aporta una imagen más viva de la ciudad de entonces, sino que nos trae de vuelta una cierta idea de mundo.
Santiago en 1850. Un astrónomo norteamericano en Chile nos regala, en efecto, un retrato ejemplar de la capital de Chile, pero de cuando Chile recién comenzaba a ser Chile; y este es un pequeño detalle que no debemos soslayar, pues, para decirlo de una sola vez y en pocas palabras, es una parte fundamental de nuestra herencia cultural, que en esta edición, va acompañada del plano de Santiago de 1850, las plantas de los edificios más significativos de la época, y de algunos encuadres tomados de la vista panorámica que el mismo Gilliss solicitó realizar a uno de sus asistentes.