Me gustaría estar con gente que no exija ser respetada. Pero esa buena gente no quiere relacionarse con alguien como yo.
Cuando simulé ser un niño precoz, la gente comenzó a chismorrear que era un niño precoz. Cuando aparenté ser perezoso, la gente se dedicó a comentar que era un perezoso. Cuando fingí que no podía escribir una novela, la gente dijo que no servía para escribir. Cuando me hice el mentiroso, la gente me tachó de mentiroso. Cuando me comporté como un rico, anduvieron diciendo que era rico. Cuando mostré indiferencia, comentaron que vaya tipo tan indiferente. Cuando se me escapó un gemido de dolor auténtico, la gente dijo que estaba simulando. Parece que hay un malentendido.
En fin, ¿será que no me queda otra salida que el suicidio? Pese a todo este sufrimiento, con solo pensar que terminaría matándome no pude evitar echarme a llorar a gritos.