En diciembre de 1937 tuvo lugar una de las masacres más brutales que se recuerdan en tiempos de guerra. El ejército japonés entró en Nanking, entonces capital de China, y en pocas semanas no sólo saqueó e incendió la antigua ciudad indefensa, sino que sistemáticamente violó, torturó y asesinó a más de 300.000 civiles. Mediante entrevistas a supervivientes y documentos desclasificados en cuatro idiomas, Iris Chang, cuyos abuelos escaparon de la masacre, ha escrito la historia definitiva de este horrible episodio desde tres perspectivas diferentes: la de los soldados nipones, la de los civiles chinos y la de un grupo de europeos y norteamericanos que se negaron a abandonar la ciudad y lograron crear una pequeña zona de seguridad que salvó a casi 200.000 chinos.
Sorprendentemente, esta atrocidad, una de las peores en la historia de la humanidad, sigue siendo negada por el Gobierno japonés. Pese a que el número total de muertos en Nanking supera el de varios países europeos enteros, e incluso el de las explosiones atómicas de Hiroshima y Nagasaki, la Guerra Fría condujo a reprimir toda discusión sobre el asunto. Para Chang, esta conspiración de silencio, que persiste hasta hoy, constituye una «segunda violación».