Este hecho resulta trascendental en una sociedad como la japonesa, en permanente lucha contra el pasado glorioso y el orden establecido por la tradición familiar y los papeles del Estado y las instituciones políticas, económicas y sociales; en la historia de Japón, a los momentos de apertura al exterior siempre les han seguido movimientos en sentido contrario, lo que ha terminado marcando la forma de ser de generaciones enteras de japoneses.