¿Cuál es el ruido del fuego? Martina podría hacerse esta pregunta para comprender su propio idioma.
Entre otras cosas, este libro habla de la ausencia. Dos puntas fuertemente delineadas se tocan. La política, con la ausencia de estado, de trabajo y empatía. La personal, con la ausencia de salud y lo que parece el miedo oculto a falta la de coherencia frente a un sentimiento de dolor insoportable. Un padre enfermo podría ser el comienzo de la adultez.
Donde la esperanza se cae o parece una mentira que se seca. La autora busca un espacio donde asome la memoria y ahí se quede. Y, por si la memoria se pone vieja, Martina hace de telarañas, redes.
[del prólogo por Flavia Calise]