En estos seminarios sobre los ejercicios de san Ignacio, Karl Rahner consiguió acercar a nuestro tiempo la gran riqueza e intensidad de la meditación ignaciana:
«El tiempo del siglo XX es de una densidad histórica superior a otros tiempos. Y es el que nos toca vivir: tiempo de cambio de época y, con ello, también de orientación nueva de la vida cristiana. […] Debemos tener conciencia de que el dominio de nuestra vida requiere un impulso siempre nuevo, ya que se apoya en el filo de nuestra buena voluntad […]. Meditando esto con alguna profundidad, comprobaremos la actualidad de los ejercicios para la situación individual de cada uno de nosotros […]. Los ejercicios no constituyen un sistema teológico. Teológicamente considerados no son sino una elección: la elección de los medios y de la forma concreta de hacer del cristianismo realidad viviente entre nosotros. Solo esto importa a san Ignacio.»
Karl Rahner