conocimiento inoperativo; por ejemplo, cuando decimos saber que algo no nos conviene, pero no por ello lo abandonamos. «Eso ya lo sé», expresamos movidos por la pereza. «Ya lo sé» significa que esas ideas no nos resultan nuevas, que incluso las podríamos articular con elocuencia. Ahora bien, eso que decimos saber, ¿lo vivimos? Si no lo vivimos, realmente no lo conocemos.