es decir, los dominios de la Gran Bretaña y el resto del mundo «civilizado». En el Crystal Palace, erigido en un recodo de Hyde Park, se reunían piezas industriales, maquinaria, manufacturas, ingenios mecánicos, producciones agrícolas, pero también las distintas artes de la humanidad. O al menos de lo que los súbditos de la Reina Victoria llamaban humanidad y llamaban arte. En dicha exposición, además, tenía una gran presencia el pasado: por un lado, objetos de otro tiempo que allí se enseñaban para pasmo e ilustración de los contemporáneos; por otro, escenas de épocas remotas que allí se representaban con gran teatro y pompa para disfrute y enseñanza de los asistentes. En principio era una muestra industrial en la que las naciones competían en todo tipo de adelantos. Pero, bien visto, aquel evento era en reali