El libro está escrito de una manera fluida y, a pesar de los saltos temporales y los cambios de tema que pueden ser más o menos abruptos porque siguen el hilo de pensamiento del personaje principal, que es también el narrador, se lee de forma agradable y sin confusiones. No es un libro excepcional o inolvidable, pero la construcción del personaje, su época y su profesión no solo permiten que sea una buena historia, sino que también plantean algunas reflexiones interesantes sobre la agencia del sujeto, la capacidad de decisión, y el rol (significativo o insignificante) que cada persona puede tener en el contexto en que le tocó vivir.
Me pareció una historia terriblemente triste sobre lo alienado que puede llegar a estar el oprimido como para hacerse a un lado y vanagloriarse de haber vivido toda una vida adorando al opresor.
Bueno a secas