La libertad primera y última

únicamente entonces puede haber felicidad, porque la felicidad no es un fin sino la expresión de lo que es

Por eso, el hombre realmente religioso no es el que lleva una túnica o un taparrabos, el que come una sola vez al día, o el que ha hecho innumerables votos para ser esto o no ser aquello, sino que el hombre religioso es aquel que es internamente sencillo, que no quiere “lograr” ser algo

superficial de la conciencia, y desde ahí tratamos de ser reflexivos e inteligentes, lo cual es sinónimo de querer ser religiosos

modo que la cuestión es cómo ser sencillos, porque la sencillez nos permite ser más y más sensibles, y es necesario tener una mente y un corazón sensibles para ser capaces de percibir y captar con rapidez

cada situación de la vida, es la única meditación eficaz. Todas las demás formas de yoga conducen a la ceguera del pensamiento que produce la autodisciplina, o bien derivan en alguna clase de éxtasis autoprovocado, alguna forma de falso samadhi. «La verdadera liberación es la libertad interna de la Realidad creadora, no es un don sino que debe descubrirse y experimentarse, no es un logro que uno debe retener para glorificarse a sí mismo, es un estado, como el silencio, en el cual no hay devenir, hay plenitud

negativa: «La oración puede traer la respuesta que uno busca, pero esa respuesta podría venir del propio inconsciente, de la reserva colectiva, de todas las demandas acumuladas, esa respuesta no es la voz apacible de Dios». Continúa Krishnamurti: «Veamos lo que sucede cuando

pensar está condenada a tener una clase gobernante de sacerdotes y maestros espirituales, pero «la idea misma de dirigir a los demás es antisocial y antiespiritual». Quien ejerce el liderazgo siente satisfecho su anhelo de poder y quienes se dejan liderar sienten satisfecho su deseo de seguridad, así el gurú proporciona a sus discípulos una especie de droga. Pero podrían preguntar, «¿qué está haciendo?, ¿acaso no se comporta usted como nuestro gurú?». «No cabe la menor duda –dice Krishnamurti

Vemos los senderos del intelecto, pero no vemos los del amor; el intelecto no puede descubrir los senderos del amor, todo lo contrario, el intelecto con todas sus ramificaciones, sus deseos, ambiciones y esfuerzos debe cesar para que nazca el amor. ¿Se han dado cuenta de que cuando aman y cooperan no piensan en sí mismos? Esa es la forma más elevada de inteligencia, y no cuando aman a un ser superior o cuando tienen una buena posición, que no es otra cosa que miedo. Donde está el interés propio no puede haber amor, sólo actúa el proceso de explotación que nace del miedo. Así pues, el amor únicamente surge cuando la mente deja de intervenir, por eso uno debe comprender el proceso y la actividad total de la mente

Por favor, examinen el proceso de la disciplina, que tan sólo es un proceso del pensamiento basado en la sumisión, la represión, el control, la dominación, todo eso afecta al inconsciente y se manifiesta más tarde, cuando envejecemos

Como es casi imposible, las religiones y las organizaciones sociales han ido imponiendo al individuo ciertas formas de disciplina, y así es como hemos hecho de la disciplina una condición necesaria para cualquier cooperación o acción conjunta