frente a planteamientos hoy muy extendidos, que tienden a enfocar todos los aspectos de la formación en clave pragmática o utilitaria, hay que recordar, con Aristóteles, que «buscar en todo la utilidad no es propio de personas magnánimas y libres»[2]. La cultura no es valiosa principalmente por los resultados y transformaciones que vaya a promover en el mundo, sino porque ennoblece a la persona, proporcionándole un principio integrador de la propia vida, de las propias experiencias.