Emilio Uranga (1921–1988) sostuvo una relación intensa, conflictiva y crítica con su tutor intelectual e ilustre amigo José Gaos (1900–1969), que se plasmó y se documenta en los más de 20 escritos que le dedicó en el curso de treinta años. Esta obra contribuye a llenar una laguna en la historia de la filosofía y la literatura no sólo mexicanas sino hispánicas; se presenta, además, como un espejo de la apasionada relación intelectual entre un discípulo y su maestro.