Detengámonos un momento e intentemos pensar en la frecuencia con la que nos encontramos abrumados por deberes y plazos, sin tiempo para nosotros mismos. ¿Cuántas veces buscamos un equilibrio adecuado entre velocidad y lentitud, y nos concedemos algo de silencio y de aburrimiento? Son dos dimensiones temidas, pero también necesarias e inevitables.
¿Cuándo fue la última vez que nos detuvimos a refexionar sobre nuestra felicidad y contemplamos las maravillas que hay a nuestro alrededor? La belleza del arte, la plenitud de una castidad que es libertad y posesión, amor y amistad…
En un mundo sufriente en el que el hombre se ha colocado por encima de toda criatura, deberíamos, con humildad, aprender del pequeño caracol, y redescubrir nuestro ritmo natural, escucharlo, respetarlo.
Partiendo del éxito de su catequesis sobre “los cinco pasos del misterio”, Maurizio Botta nos invita a meditar la grandeza de la vida cotidiana y la necesidad de proteger un espacio de serenidad en el frenesí de nuestro tiempo.