La oración «Nada, / nada está perdido» parece ser pronunciada en un tono de extraña ironía. Seguramente no muchos judíos creerán que, si bien aún existen los templos y las estrellas, nada se ha perdido. Pero la oración también es un ejemplo de «ambigüedad desvelada». En efecto, Nada es por definición un espacio en blanco que no encierra existencia alguna, la anulación del Ser, algo que, en tanto seres, no podemos experienciar ni podremos jamás conocer. Aun así podrías decir que el universo de los campos de concentración, según Celan lo describe en el resto de este poema, fue un lugar donde las personas experimentaron la anulación del Ser. Un mundo donde la misma Nada dio un paso al frente. Una matriz de grabado sobre la cual el sol negro se imprimió en color negro. Y de este mundo, para esta gente, resultaría cierto afirmar «Nada está perdido» si la esencia de Nada es no existir.