Para de complacer a la gente

Sacrificar tu felicidad y salud para hacer felices a otras personas no es noble. Es egoísta. Cuando le prestas atención a alguien que constantemente siente lástima por sí mismo, lo estás entrenando para que sienta lástima por sí mismo. También lo estás entrenando para que te necesite. Demasiadas personas obtienen su sentido de sí mismas al ayudar a otros que no necesitan su ayuda.

Pero una vez más, tienes derecho a hacer lo que quieras o necesites. Eso incluye posponer tu respuesta hasta que hayas tenido más tiempo para considerar la solicitud, ya sea unos minutos o un par de días. Estás siendo completamente justo al retrasar tu respuesta hasta que hayas tenido la oportunidad de pensarlo. Tus prioridades son lo más importante.

No te sientas responsable por los sentimientos de otras personas

Las personas complacientes también tienden a asentir automáticamente. Cuando alguien les pide que hagan algo, lo hacen, ¡pum!, inmediatamente, sin hacer preguntas. Pero es mejor resistir ese impulso de simplemente estar de acuerdo en el acto. Eso causará una pequeña angustia en la persona que se recupera complaciendo, porque negar una respuesta instantánea creará una tensión incómoda en sus emociones. Si puedes resistirte a ceder la primera vez que te enfrentas a la presión, nunca será más intenso o difícil que eso. Solo necesitas cinco segundos de fuerza de voluntad extrema para mantenerte fuerte bajo presión y no doblegarte. A partir de entonces, cada vez es más fácil, especialmente con la misma persona.

En todas las situaciones, cuando estés tratando con alguien que está enfadado contigo, no asumas inmediatamente que tú eres quien está equivocado. Las personas complacientes tienden a aceptar ese juicio rápido para mantener la paz, pero no siempre es correcto. Si realmente no puedes lidiar con la idea de que alguien pueda estar descontento contigo, entonces es más probable que comprometas tus creencias para ponerte de su lado. Además de lo que dice tu crítico, intenta averiguar por qué lo dice. La respuesta puede decir más sobre ellos que tú.

Me doy cuenta de que esto es más difícil de lo que podría parecer, porque todos quieren que los demás estén de su lado, si no, puede haber tensión. Pero no hay nada de malo en simplemente no poder llegar a un acuerdo y aceptar ese callejón sin salida. Hay demasiadas personas en tu vida como para esperar que todas se ajusten a tus creencias y acciones. Una vez que aceptes eso, probablemente sentirás que se te quita una gran carga de encima.

Si no planeas cometer un crimen, lastimar a otra persona o hacer algo destructivo, tienes derecho a hacer lo que quieras. En lugar de decirle a alguien que tienes la intención de hacer algo y preguntarle si le parece bien, simplemente di que lo vas a hacer. Y luego hazlo.

Esto puede implicar expresar una opinión con la que otros podrían estar en desacuerdo y eso podría resultar en una leve tensión. Tienes que permitirte esperar ese malestar y aprender a aceptarlo.

Debes creer que la asertividad no es intrínsecamente mala y no equivale a agresividad. Considera lo que harías en el lugar de otras personas y sé creativo para encontrar formas en las que ambas personas ganen en una situación.

Debes aceptar y sentirte más cómodo con la confrontación. Un buen método para superar el miedo a la confrontación es utilizar la terapia de exposición. Específicamente, crea una jerarquía de miedo para ti en relación con la confrontación. Esto te ayudará a acostumbrarte a la tensión y también te mostrará que no ocurrirá nada malo si te enfrentas a tus miedos.

Debes aceptarte y amarte a ti mismo. Tu relación contigo mismo determina tu relación con todos los demás, por lo que debes ser más compasivo contigo mismo y comprender que la aceptación es una elección, que normalmente se hace más difícil por los estándares y expectativas imposibles que te impone a ti mismo.