En 1971 un jurado que presidía el nobel Miguel Ángel Asturias le otorgó a esta vigorosa narración el Premio Manacor de Novela.
Desde su primera edición en Editorial Destino de Barcelona, ganó la admiración de lectores y críticos hasta convertirse en un ícono de la literatura colombiana. Dada su convincente manera de narrar y entrecruzar la ficción con los hechos vividos, pero tal vez por contar como nadie antes lo había hecho un doloroso período de la vida colombiana, el de la violencia vista desde Tuluá, una población que la sufrió en carne viva, este libro con sus personajes y situaciones, ha reemplazado la historia que no se escribió.