«A menudo, desde el principio de nuestra relación, me había quedado fascinada descubriendo al despertarme la mesa con los restos de la cena, las sillas desplazadas, nuestra ropa mezclada, tirada por el suelo en cualquier lado la víspera por la noche al hacer el amor. Era un paisaje diferente cada vez. Me pregunto por qué la idea de fotografiarlo no se me ocurrió antes. Ni por qué nunca se lo propuse a ningún hombre. Quizá creyera que había en ello algo vagamente vergonzante, o indigno. A lo mejor, también, es porque solo podía hacerlo con aquel hombre en aquel periodo de mi vida.»
Catorce fotografías tomadas con su amante, Marc Marie, articulan esta historia de amor marcada por el cáncer de mama padecido por Annie Ernaux.