Mal De Altura

«Estábamos demasiado cansados para ayudar a nadie. A ocho mil metros, uno no puede permitirse ética de ninguna clase»

Comprender es temblar. Recordar es revivir y quedar desgarrado.

En el Everest la soledad era una mercancía insólita, y di gracias de poder disfrutarla un poco en aquel escenario tan excepcional.

«He invertido demasiado de mí mismo en esta montaña para abandonar ahora, sin dar todo lo que tengo».

Everest siempre ha siclo un imán para chalados, románticos irredentos, buscadores de publicidad o gente con un sentido de la realidad un tanto dudoso.

Subir al Everest es un proceso largo y tedioso, más parecido a una interminable obra arquitectónica

aquí todos los actos, por breve que sea su duración, son de una gravedad absoluta.

a veces me preguntaba si no había hecho un viaje muy largo para acabar descubriendo que lo que en realidad buscaba era algo que había quedado atrás.

Ser escalador significaba formar parte de una sociedad rabiosamente idealista e independiente, que pasaba inadvertida y era del todo ajena a la corrupción del mundo en general.

Espolón de los Ginebrinos.