El parámetro fundamental de valoración, una vez más, es el pragmático, que nos permite distinguir entre autoengaños que inducen en nosotros acciones, comportamientos, cogniciones, percepciones y emociones funcionales para nuestro bienestar, y autoengaños que, en cambio, nos hacen caer en auténticas trampas perceptivo-emocionales. Hablar de autoengaño desde esta perspectiva, pues, significa referirse a los modos mediante los cuales nosotros mismos construimos la realidad que luego «gestionamos» o «padecemos».