Harry lleva cuarenta y siete minutos besando a Craig y está asombrado de lo fácil que le resulta besarlo otra vez pero sin la parte emocional de ser novios. Ahora es mucho más agradable, mucho menos tenso. Él supo todo el tiempo que terminarían allí, que lo harían. Cuando se estaba acabando, cuando la parte en que eran novios se estaba acabando, había sido muy prudente en la elección de sus palabras. No quería decir seamos simplemente amigos, porque de esa manera la amistad sonaba a premio consuelo, la cinta azul a la cual mirar distraídamente mientras alguien se aleja con la copa dorada. No, lo que él dijo fue: «Si somos mejores amigos y no novios, creo que vamos a estar aún más cerca, nos vamos a llevar aún mejor y vamos a ser más importantes el uno para el otro». Sabe que a Craig todavía le duele y sabe que le llevó un poco de tiempo asimilarlo, pero en líneas generales lo había tomado bien, ¿verdad? Nunca habrían intentado hacer eso mientras estaban de novios. No habrían durado el tiempo suficiente como para llegar hasta ahí. Y él no habría durado ni siquiera cuarenta y cinco minutos si hubiera querido hacer algo más que besar a Craig, si Craig lo excitara un poco más. Quizás existió algo al principio, pero ahora se está tranquilizando. Está contento de que Craig no pueda leerle la mente porque sabe que podría resultarle duro, pero en realidad es un halago. Hay momentos en que Harry está tan acelerado, tan excitado, que se acostaría prácticamente con cualquier cosa. Requiere mucho control darse cuenta del daño que eso podría causar y no aventurarse en lugares a los que no se debería ir, aun estando acelerado.
Con Craig la pasó bien, por supuesto, pero el sexo nunca fue lo importante. Y ahora Harry tiene que dejar de pensar en sexo porque su cuerpo está comenzando a… reaccionar.